jueves, 3 de noviembre de 2011

No te engañes, se te nota.

Tienes ansias de desequilibrio. De perturbación.
No hay demencia en el mundo lo suficientemente grande para colmarte.
Lo quieres todo. Hoy lo quieres todo.
Caminas y el suelo se agrieta a tu paso. Lo puedes todo.
La llanura más desolada te causa claustrofobia.
Quieres correr, quieres volar, quieres parar.
No te sirve con el tiempo, hoy no. Necesitas un torbellino. Algo que te llene, y al irse te limpie.
Que te renueve.
Necesitas fuego y agua a la vez.
Ansías lo imposible. Nada es imposible.
Te beberías el amor del mundo y seguirías sediento. Con el odio también.
Un brillo febril se adivina en tu cara.
Quien te mira, se acerca. Quien te ve, guarda las distancias.
Necesitas volverte loco. O loca. O que te vuelvan loca.
Locura silenciosa, pero efectiva. Que te satisfaga. Que te turbe.
Algo distinto de lo convencional. O no. O simplemente auténtico. Quieres algo más, y que no te extrañe.
Eres la diferencia dentro de la normalidad.
Eh, tú; sí, TÚ.
Eres original.


3 comentarios:

mauvia dijo...

maldita sea ginebra! me siento identificada. ahora estoy acojonada. jajaja

merchissbrown dijo...

Me ha gustado mucho, Paula! :D

Javier López-Gomis dijo...

Yo no me engaño. Y quien lo nota tampoco, porque también se le nota.

Muy bueno!