domingo, 19 de diciembre de 2010

En la mente


“Noche de invierno, acababa de llover. En el callejón sucio y tenuemente iluminado por una farola de luz anaranjada y parpadeante se podía ver el reflejo de los charcos. Una boca de alcantarilla humeaba despidiendo un olor desagradable.
El individuo vestido con una gabardina hasta los pies y un sombrero que le ensombrecía la cara se internó en la oscuridad con decisión. Al final del callejón, en penumbra, se distinguía levemente una puerta cerrada a cal y canto. Llegó hasta ella, pero antes de que hiciese nada, la puerta se abrió y salió un hombre fornido cubierto de tatuajes y con un revólver del 38 remetido en el pantalón. Le acompañaba una fulana pintarrajeada y celulítica, que se reía estridentemente.
Al reparar en su presencia, el hombretón se llevó la mano a la cadera, deteniéndola al oír el chasquido del arma de su contrincante.
- Oye, amigo, no tenemos por qué…- El extraño echó hacia atrás el sombrero, dejando ver su rostro y el delincuente enmudeció. La puta emitió un chillido ahogado.
- ¡Mord! ¡Joder, eres Mord! – Gritó, mientras intentaba escapar al interior del tugurio. La pistola disparó. No fue como en las películas. El proyectil le alcanzó en el hombro tatuado y reventó, casi desgajando el brazo del tronco. Empezó a gritar, y fue acallado por un nuevo tiro en la cabeza que hizo explotar el cráneo. El contenido de la cabeza se esparció por el suelo y salpicó en la pared. La zorra se desmayó.
Mord cruzó de unos pocos pasos la distancia que le separaba de la puerta, franqueándola sin preocuparse de si pisaba el charco de sangre que se estaba formando en el suelo. Sonrió levemente mientras miraba su pistola, haciéndola brillar con la luz que salía del local.
- Bueno, querida mía – Murmuró hacia el arma – es hora de hacer limpieza…
Puso la mano en la puerta entreabierta y…”
- ¡Carlitos! ¡Baja a saludar a la vecina!
- Ya voy, mamá…- El niño de 7 años se incorporó en la cama y bajó las escaleras corriendo.
- ¡Qué mayor estás, Carlitos! ¿Qué estabas haciendo?
- Nada… jugando.
- Bueno, hijo, pues sigue con ello y diviértete.
Carlitos se dirigió a las escaleras, pero le dio tiempo a oír unas frases.
- Parece muy listo, muy maduro para su edad…
- Sí, es cierto… en realidad, a veces tiene una mirada así como de adulto que es un poco extraña… oye, por cierto, ¿te conté lo de…?
Carlitos sonrió. Una sonrisa igual a la de Mord.

2 comentarios:

Gris dijo...

Jaja, me has dejado con la boca abierta!

Como dicen los ingleses, nicely played out... Tú y tus psicópatas infantiles. xD

Misantran dijo...

interesante...